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La disminución del apetito de las personas mayores es una patología que afecta en España a 8 millones de personas, la gran mayoría por encima de los 80 años. Conocida como hiporexia, puede ser el síntoma de alguna enfermedad física o de tipo psicológico (como la depresión) y la desnutrición es su principal y más grave consecuencia.
Lógicamente, los ancianos también suelen comer menos porque disminuyen sus necesidades físicas, porque con la edad el estómago pide menos cantidad, porque perciben los sabores y olores de forma distinta, o porque esa inapetencia se deba a un fármaco que estén recibiendo para tratar alguna enfermedad. Pero, en ningún caso, hay que minusvalorar esta situación.
Comer poco… no es lo normal
Es decir, comer poco no debe considerarse algo normal y hay que preocuparse por saber cómo y qué comen nuestros mayores para que estén bien alimentados. Las principales señales de alarma son la pérdida peso involuntaria y la desgana incluso ante sus platos favoritos.
También debemos prestar atención a si presentan síntomas físicos o mentales relacionados con la desnutrición, como fatiga, debilidad, irritabilidad, dificultad para concentrarse, dolor abdominal o cambios en el patrón del sueño. Y así, ante cualquier duda o sospecha, te recomendamos que hables con tu profesional sanitario de confianza para recibir la orientación más adecuada.
Principales consecuencias negativas de la hiporexia
Aparte de la desnutrición, que puede conllevar un aumento del riesgo de infecciones y de hospitalización, la hiporexia también puede provocar:
- Anemia. Los niveles bajos de hierro en sangre pueden generar fatiga, cansancio, taquicardias, pérdida de memoria, somnolencia, alteración del gusto…
- Caídas frecuentes y pérdida de equilibrio. La falta de energía, unida al cansancio, aumenta el riesgo de perder el equilibrio y sufrir caídas
- Agravamiento de enfermedades. La falta de nutrientes hace que el sistema inmunitario se debilite, por lo que cualquier patología que exista previamente empeorará notablemente
- Trastornos mentales. La falta de vitaminas y minerales puede provocar patologías psicológicas que aceleran el deterioro cognitivo
Consejos para abrir el apetito y prevenir la hiporexia
Desde Dedicae te aportamos algunos consejos para mejorar el apetito y prevenir la hiporexia:
- No fuerces la ingesta ni regañes a la persona mayor, ya que puedes generar el efecto contrario al deseado y ocasionar su total rechazo a la comida
- Recuerda que sólo con paciencia y sin prisas podrás hacer que disfrute de los platos que se le presentan
- Puedes reducir las porciones y aumentar la cantidad de veces que coma al día (desayuno, aperitivo, almuerzo, merienda y cena)
- Ten muy en cuenta sus gustos, apetencias y caprichos
- Incluye en su dieta alimentos que aporten mucha energía y variedad de nutrientes, como los frutos secos, los cereales integrales, las frutas de temporada en batido…
- No abuses de los alimentos que sacian o tienen mucha fibra, como las patatas, los huevos, el arroz integral o los plátanos
- Opta por comidas templadas, menos saciantes que las calientes, y que además conservan mejor los aromas y sabores
- Busca una dieta variada en cuanto a los tipos de cocción, texturas y sazonados para evitar el aburrimiento del paladar
- Piensa en platos fáciles de masticar y tragar
- Prepara platos que sean atractivos visualmente y preséntalos de tal manera que entren por los ojos
- Procura que cada comida sea un momento especial de tranquilidad y conversación, evitando distracciones como la televisión
- Consulta con el médico si es aconsejable utilizar algún suplemento alimenticio para abrir el apetito -como zinc, tiamina (vitamina B1) o aceite de pescado- o batidos proteicos de refuerzo
Para saber más:
Nutrición en el anciano. Guía de buena práctica clínica en geriatría de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontologíahttps://www.segg.es/download.asp?file=media/descargas/guia_nestle.pdf
