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Alzheimer: cómo retrasar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los enfermos

El Alzheimer está muy presente en nuestra sociedad, con cifras que se incrementan año a año debido al aumento de la esperanza de vida. Aunque por el momento la enfermedad no tiene cura, algunos tratamientos farmacológicos y atenciones específicas pueden retrasar el avance de los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Conscientes de que el Alzheimer lleva a un deterioro profundo que afecta a numerosas actividades cerebrales, en Dedicae siempre establecemos una rutina de cuidados que estimulan las funciones cognitivas y ayudan a mantener el nivel de autonomía del enfermo en su vida diaria en la medida de lo posible.  

¿Qué es el Alzheimer?

Esta enfermedad neurodegenerativa aparece a consecuencia de la pérdida progresiva de neuronas e impide que el sistema nervioso pueda funcionar adecuadamente. Cuando esto sucede, el paciente empieza a tener olvidos y desorientaciones, en un proceso que va ganando en intensidad hasta llegar a la demencia, y que hace que la persona que lo padece se convierta en totalmente dependiente.

En la actualidad, más de 32 millones de personas a nivel mundial sufren Alzheimer y se prevé que en 2030 lleguen a los 78 millones. En España, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), afecta a unas 800.000 personas y es ya el tipo más frecuente de demencia en la tercera edad, exactamente la causa de siete de cada diez casos.

La importancia de detectar el Alzheimer a tiempo

El desarrollo de la enfermedad se divide en dos grandes fases. La primera es la fase de deterioro cognitivo leve caracterizada por la pérdida de memoria, de la que es consciente el propio paciente y su entorno más cercano. En esta fase, la persona afectada puede llevar a cabo sus actividades habituales casi normalmente. Tras una etapa moderada, en la que se agudizan los síntomas, se llega a la fase de deterioro cognitivo grave (demencia), momento en el que el enfermo necesita ayuda en su vida cotidiana.

Desde la SEN recuerdan que, aunque la edad es el principal factor de riesgo para desarrollar Alzheimer, esta enfermedad y sus síntomas no forman parte del envejecimiento normal del cerebro, e inciden en que más del 50% de los casos leves en España están sin diagnosticar. Por este motivo, recomiendan estar atentos a los primeros síntomas para establecer un diagnóstico precoz e iniciar con los pacientes terapias farmacológicas y rehabilitadoras destinadas a mejorar su calidad de vida y la planificación de los cuidados.

Síntomas de alarma del Alzheimer

¿Cuándo debemos empezar a preocuparnos por un ser querido?, ¿qué señales deben ponernos en alerta?:

  • Problemas de memoria episódica (más capacidad para recordar el pasado que lo que ha hecho ayer)
  • Tener pequeños olvidos, pero cada vez más frecuentes y progresivos, que alteran su vida diaria
  • Empezar a hacer mal cosas fáciles que antes hacía bien y sin dificultad
  • No tener la percepción o no ser consciente de la enfermedad cuando alguien de su entorno se lo sugiere (anosognosia)

A medida que la enfermedad avanza, los síntomas empiezan a ser más llamativos y fáciles de detectar:

  • No orientarse en rutas conocidas
  • Dificultad para recordar los nombres de objetos. Uso de palabras erróneas, pronunciación incorrecta, hablar con frases confusas
  • No tener interés por actividades de las que previamente disfrutaba y tener un estado anímico diferente
  • Perder cosas
  • Cambios de personalidad y deterioro de las habilidades sociales
  • Modificación de los patrones de sueño
  • Tener delirios, depresión, agitación
  • Dificultad para leer o escribir
  • Olvidar episodios de su vida y perder la noción de quién es
  • Discusiones, comportamientos violentos, dar golpes
  • Pérdida de la capacidad para reconocer el peligro
  • Incapacidad para mantener la atención y concentrarse (aprosexia)
  • Dificultad para reconocer los estímulos que provienen de los sentidos sin que estos estén dañados. Por ejemplo, dificultad para interpretar un olor (agnosia). 
  • Dificultad para realizar movimientos con una intención (apraxia) 

Prevención, tratamiento farmacológico y terapias neuropsicológicas del Alzheimer

Aunque la enfermedad no se puede evitar, existen algunas pautas de estilo de vida recomendadas por los neurólogos que pueden reducir el riesgo de padecer Alzheimer o retrasar los síntomas:

  • Estar intelectualmente activo y entrenar la memoria
  • Practicar ejercicio físico de forma regular y controlar el peso corporal
  • Seguir una dieta sana y mantener la presión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol en niveles adecuados
  • Conservar el contacto personal con amigos y familiares
  • Corregir la pérdida de audición
  • Evitar los traumatismos cerebrales

Respecto a los fármacos, a pesar de que algunos bastante prometedores están ya en fase de experimentación clínica, actualmente no contamos con ningún tratamiento efectivo que pueda modificar, detener o prevenir el avance neurobiológico de la enfermedad. Lamentablemente, los medicamentos que prescriben los especialistas son en realidad más paliativos que curativos. Por este motivo, cada vez se recurre más a la práctica de terapias neuropsicológicas que estimulan las habilidades mentales del enfermo (memoria, lenguaje, imaginación…).

El enfoque de Dedicae

En Dedicae sabemos que convivir con una persona con Alzheimer supone un enorme desafío. A la incertidumbre, tristeza y desconocimiento se unen cambios radicales de rutinas que alteran el ritmo de vida del enfermo y de sus familiares más cercanos.

Para aceptar y adaptarse mejor a esta dura enfermedad, siempre aplicamos las pautas que aconsejan los expertos, entre otras:

  • Ejercicios de estimulación física y sensorial 
  • Comunicación adaptada al enfermo: conversaciones sencillas y repitiendo las cosas, vocalizando y utilizando un tono de voz suave (no infantil), mostrándole cariño, evitando preguntas que sabemos no va a poder responder y sí hacerle en cambio aquéllas que va a ser capaz de contestar…
  • Siempre que no suponga un peligro para el enfermo, fomento de su autonomía, sin sobreprotegerle, para que pueda hacer las cosas a su ritmo o manera (aunque no nos gusten o no estén bien)  
  • Mantener una rutina familiar en la que se pueda involucrar y evitar situaciones que le provoquen estrés o desorienten
  • Tener mucha paciencia, serenidad y determinación ante situaciones problemáticas, preguntas reiterativas, conductas repetitivas, actitudes agresivas… sin culpabilizar al enfermo
  • Aconsejar sobre la adaptación del hogar para evitar riesgos y facilitar la vida del enfermo
  • Simplificar sus tareas diarias, como el vestirse (preparando la ropa y teniendo el armario bien organizado) o el baño (dejándolo todo a mano), para evitar que el paciente tenga que sortear dificultades

Fuentes:

Sociedad Española de Neurología https://www.sen.es/

Fundación Alzheimer España http://www.alzfae.org/

Confederación Española de Alzheimer https://www.ceafa.es/es

Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de Madrid https://www.afeammadrid.org/

Guía para familiares de enfermos de Alzheimer, de la Dirección General de Mayores del Ayuntamiento de Madrid https://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/ServALaCiudadania/SSociales/Publicaciones/GuiaFamiliaresAlzheimer/GuiaAlzheimer.pdf

Servicios Dedicae:

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Servicio de enfermería a domicilio. Cuidados profesionales

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