Uno de los temas más importantes en medicina es la seguridad del paciente y una de sus vertientes la recomendación de no realizar actuaciones que no han demostrado eficacia, tienen escasa o dudosa efectividad, o no son coste-efectivas, y que, sin embargo, como toda actuación médica pueden conllevar algún tipo de efecto no deseado. Es lo que se denomina “no hacer”.
Dentro de la cultura sanitaria popular, también hay actuaciones que no se deberían hacer. No todas tienen igual trascendencia o posibles consecuencias, pero en cualquier caso no son beneficiosas para nuestra salud o la de los nuestros.
Hemos elegido un top 5 en relación con estas fechas que se avecinan y en las que se suelen dar infecciones respiratorias, comidas “intensas” y accidentes en la cocina:
1. Poner una cebolla cortada en la habitación por la noche para quitar la tos
La tos es un síntoma que acompaña a muchas infecciones respiratorias. Es un mecanismo de defensa que ayuda a “limpiar” las vías respiratorias de las secreciones que se originan por la infección y evitar que se acumulen, pero puede presentarse sin mucosidad. Puede ir desde molesta hasta francamente preocupante por lo que se busca reducirla o eliminarla. Además, por la noche suele ser más intensa y coincide con las horas en las que el descanso se nos hace más necesario.
La cebolla es rica en azufre que al volatilizarse en el aire por su efecto irritante nos hace llorar. Además tiene un contenido alto en polifenoles que se relacionan con efecto descongestionante. Ambas cuestiones hacen que, en teoría, pueda ser un buen remedio. Sin embargo, irritar aún más las vías respiratorias en el curso de una infección respiratoria no es una buena idea. No hay ninguna evidencia de ese efecto y menos mediante la presencia en el aire de esas sustancias a partir de una cebolla cortada. Por otra parte, esta recomendación sobre la cebolla cortada se encuentra únicamente en la cultura popular de España y no se da en ningún otro país europeo.
En conjunto, no es una indicación para seguir y además puede llevar a retrasar una consulta con el médico.
2. Automedicarse con omeprazol para aliviar la sensación de estómago lleno ante una comida copiosa.
Las comidas abundantes, frecuentemente acompañadas con una ingesta de alcohol también fuera de lo habitual suelen darse durante las fiestas. Y como consecuencia, las molestias gástricas, la sensación de plenitud intensa, la acidez…
El omeprazol es un medicamente ampliamente utilizado y útil en el tratamiento del reflujo gastroesofágico, la gastritis y la úlcera de estómago. Por ello se relaciona fácilmente su uso en estas patologías con el alivio de síntomas iguales o similares causados por una comida excesiva, y no solo para tratar los síntomas causadas por ella, sino también para prevenirlos antes de una “comilona”.
Sin embargo, su acción no se debe a la neutralización de una producción excesiva de ácido en el estómago (que puede ser provocado por una comida demasiado abundante) sino por la reducción en su producción, que no es lo mismo ya que se necesita para una digestión adecuada de los alimentos. La estrategia correcta es la reducción de esa acidez, para lo que sí pueden estar indicados otros medicamentos como los antiácidos o los protectores gástricos, lo que no es el omeprazol. Además, puede producir efectos secundarios indeseados como la diarrea, dolor de estómago, náuseas, mareos o pérdida de sueño. Eso sin contar con la interacción que tiene con otros medicamentos que podemos estar tomado y causar efectos indeseables o disminuir el efecto del tratamiento que estamos llevando.
3. Baño de agua fría o paños con agua fría para ayudar a bajar la fiebre
La fiebre, además de un síntoma, es otro mecanismo de defensa del organismo ya que ayuda a mejorar el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Cuando es muy elevada u ocasiona malestar intenso se recurre a medicación para su control. Sin embargo, y a pesar del tratamiento, puede ser persistente y si se mantiene en cifras elevadas nos alarma, sobre todo en el caso de niños pequeños. Debemos saber que la fiebre en sí no produce daños si no es igual o mayor de 42ºC.
La utilización de agua fría puede producir un contraste térmico muy fuerte entre la temperatura corporal y la temperatura del agua pudiendo llegar a ocasionar una situación parecida a lo que conocemos como corte de digestión. Además, la defensa natural que se desencadena ante ese contrate térmico es temblar y tiritar para que la temperatura corporal se eleve y podemos desencadenar un malestar intenso e incluso no lograr la buscada bajada de temperatura.
Los antitérmicos son el recurso para disminuir la intensidad de la fiebre y aliviar el malestar que puede causar. En caso de que queramos reforzar este efecto podemos utilizar baños o paños humedecidos de agua tibia sin causar un contrate térmico.
4. Aplicar pasta dental en las quemaduras
Las pequeñas quemaduras son accidentes domésticos frecuentes y la cocina es el escenario habitual. Suelen ser del tipo de las llamadas quemaduras térmicas, producidas por una fuente de calor o frío. Por su gravedad se clasifican en tres tipos: de primer grado en las que la piel se enrojece pero no se producen ampollas, de segundo grado en las que la profundidad es mayor, suelen ser bastante dolorosas y formar ampollas y de tercer grado en las que la piel la piel se ve blanca o negruzca.
Habitualmente recurrimos a remedios caseros en las de primer y segundo grado. Uno de ellos es recurrir a la pasta de dientes aplicándola encima de la zona quemada. No es buena idea. El mentol y la base que se usa para poder mezclar los ingredientes de la pasta pueden dar una sensación inicial de alivio del dolor, pero esto es transitorio y los productos que contiene, como el flúor y otros, tienen un carácter corrosivo en la piel ya agredida por la quemadura. Además, la pasta se seca, pegándose a la superficie dañada causando más agresión, puede contaminar la herida y de paso hacer que sea más difícil de valorar en caso necesario por un profesional.
¿Qué hacer inicialmente? Si es una quemadura de poca intensidad, lavar bajo el chorro de agua del grifo a temperatura ambiente y una vez lavada y limpia, ayuda la aplicación de cualquier pomada grasa. Y mantenga cubierta la zona. Si la extensión es amplia o la gravedad menor, consulte con su enfermera o médico.
5. Antibiótico para tratar un resfriado o el dolor de garganta
El resfriado común está causado por virus y la mayor parte de los cuadros de dolor de garganta son consecuencia de faringitis víricas. De hecho, el conjunto de infecciones respiratorias altas, dentro de las que se encuentran el resfriado y la faringitis, están causadas en un 90% por virus. Y los virus son totalmente inmunes a los antibióticos.
Habitualmente son cuadros que se resuelven de manera espontánea en unos días y la utilización de antibióticos no acelera esa recuperación. Muchas veces el inicio de la toma de un antibiótico coincide con los días en los que se produce esa recuperación natural y se asume que ha sido el antibiótico el que ha funcionado, sin embargo, los estudios científicos demuestran que no es así.
El antibiótico no influye en la duración o en la gravedad de un cuadro vírico que no se ha complicado, y puede tener consecuencias, bien por la presencia de efectos secundarios como la diarrea o bien ocasionar el desarrollo de resistencias que hagan más difíciles de tratar infecciones por bacterias que puedan presentarse en otras ocasiones.
Antitérmicos, analgésicos, y otros tratamientos dirigidos a aliviar los síntomas son los indicados en estos casos, y si no se produce la mejoría o tiene alguna duda, consulte.
Dr. Alberto Rodríguez Balo (Médico de Familia)
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