En España, todos los veranos, son muchas las personas que sufren golpes de calor con consecuencias perjudiciales para su salud. Las altas temperaturas se ceban especialmente con los niños, los mayores y los enfermos, por lo que desde Dedicae te explicamos cómo debes actuar para evitar cualquier tipo de complicación no deseada.
Principales síntomas del golpe de calor
Un golpe de calor es la forma más severa de hipertermia (sobrecalentamiento del cuerpo), lo que lleva a un aumento de la temperatura corporal por encima de los 40 grados durante más de 10 minutos. Sus causas más habituales son la exposición prolongada al sol, la deshidratación o la permanencia en ambientes calurosos y con poca ventilación. En estos casos, la persona puede mostrar los siguientes síntomas:
Fiebre superior a 39 grados
Sed intensa y sequedad en la boca
Sudoración excesiva y sensación de calor sofocante
Piel seca, caliente y enrojecida
Agotamiento, cansancio o debilidad
Mareos o desmayo
Vértigo, agitación y calambres musculares
Dolores de estómago, falta de apetito, náuseas o vómitos
Dolores de cabeza (sensación de latido u opresión)
Estado de confusión, desorientación, delirio o incluso coma o convulsiones
Aunque cualquiera de nosotros podemos ser víctimas de un golpe de calor, los grupos más propensos a padecerlo son:
Los bebés y niños, sobre todo menores de 1 año, porque su cuerpo tiene menor capacidad para regular su temperatura
Las personas con enfermedades crónicas, como afecciones cardíacas, renales o neurológicas
Los ancianos, con poca consciencia y capacidad de reacción ante las altas temperaturas
¿Se puede prevenir un golpe de calor?
Ante el aviso de una ola de calor, los profesionales de Dedicae recomendamos tomar muy en serio las medidas preventivas aconsejadas por los médicos de Atención Primaria:
Evitar las bebidas con cafeína o excesivamente azucaradas, así como las muy frías o calientes, y por supuesto las que llevan alcohol
No hacer comidas pesadas ni una actividad física intensa
Acomodarse en lugares bien ventilados o con aire acondicionado
No permanecer dentro de un vehículo estacionado y cerrado, aunque sólo sea por unos minutos
Beber agua a menudo, aunque no tengamos una sed sofocante
Vestirnos con ropa holgada, liviana, de algodón y colores claros o incluso desvestirnos en casa
Ducharnos y mojarnos el cuerpo con frecuencia
No exponernos al sol, especialmente al mediodía, y protegernos siempre de sus efectos con la vestimenta y protectores adecuados
En casa, apagar la luz artificial y los aparatos eléctricos siempre que sea posible
Cómo actuar ante un golpe de calor
Si a pesar de todas estas medidas la persona que cuidamos o un familiar cercano sufre un golpe de calor, te recomendamos actuar rápidamente para bajar la temperatura de su cuerpo:
Colócale en el lugar más fresco y ventilado de donde os encontréis, y afloja o quítale la ropa y accesorios que puedas
Abanícale y ofrécele agua fresca para beber a pequeños sorbos
Rocíale con agua fría o ponle compresas mojadas en axilas, frente, nuca e ingles
No le administres medicamentos antifebriles
Proporciónale una postura cómoda, sentado o semi tumbado. Si hay vómitos y/o desmayo, debes colocarle en la postura de seguridad (tumbado sobre un costado y con las piernas flexionadas) que evita el atragantamiento.
Si sufre convulsiones, no trates de bloquearlas. Túmbale en el suelo y coloca algún objeto blando debajo de su cabeza
Controla regularmente su temperatura para comprobar que baja a los 38.5-39 grados
Si no consigues estabilizarle, acude con él a urgencias o llama al 112
Por último, te recordamos que la duración de un golpe de calor depende de las condiciones físicas de cada persona, pudiendo oscilar entre 1 y 6 horas, y que los síntomas antes descritos pueden surgir de manera repentina o empezar siendo leves e ir agravándose. En cualquier caso, reaccionar a tiempo resulta determinante para que se quede sólo en un susto.